En el vibrante y siempre cambiante mundo del cine, el Festival de Cannes se erige una vez más como el epicentro de la creatividad cinematográfica global, presentando una amalgama de obras que desafían, entretienen y provocan. Entre las numerosas películas que compiten por la codiciada Palma de Oro, dos destacan por su audacia y relevancia: “The Apprentice”, un biopic sobre Donald Trump dirigido por Ali Abbasi, y “The Shrouds”, la última obra del veterano David Cronenberg.
“The Apprentice” se sumerge en la tumultuosa carrera de Donald Trump durante las décadas de 1970 y 1980, una época que cimentó su legado como empresario inmobiliario en Nueva York. La película, dirigida por el danés de origen iraní Ali Abbasi, es una exploración de los primeros pasos de Trump en el sector inmobiliario y su relación con Roy Cohn, un abogado que jugó un papel crucial en su ascenso. Sebastián Stan, conocido por su papel en el universo Marvel, y Jeremy Strong, de la aclamada serie “Succession”, encarnan a Trump y Cohn, respectivamente, ofreciendo una mirada íntima a la formación del futuro presidente de Estados Unidos.
Por otro lado, “The Shrouds”, dirigida por el canadiense David Cronenberg, nos lleva por un camino completamente diferente. Protagonizada por Vincent Cassel y Diane Kruger, la película narra la historia de un hombre de negocios que, devastado por la muerte de su esposa, inventa una tecnología que permite a los vivos observar a sus seres queridos fallecidos. Cronenberg, conocido por su habilidad para explorar los límites de la ciencia ficción y el horror, se adentra en una exploración emocional y personal, inspirada en su propia experiencia de duelo.
Ambas películas llegan en un momento crucial, no solo para el festival, sino también para el mundo en general. “The Apprentice” se estrena en un contexto político tenso, con Trump enfrentándose a juicios y aspirando a regresar a la Casa Blanca. Su lanzamiento, a seis meses de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, no podría ser más oportuno, ofreciendo una perspectiva única sobre la figura de Trump, más allá de los titulares y la política.
Mientras tanto, “The Shrouds” ofrece una reflexión sobre el duelo y la memoria, temas universales que resuenan profundamente en una era marcada por la pérdida y la incertidumbre. La habilidad de Cronenberg para entrelazar lo personal con lo tecnológico plantea preguntas sobre la naturaleza de la vida y la muerte, invitando a los espectadores a reflexionar sobre sus propias experiencias de pérdida.
El Festival de Cannes, con su diversa selección de películas, no solo celebra el arte cinematográfico, sino que también actúa como un espejo de nuestra sociedad, reflejando nuestras esperanzas, miedos y aspiraciones. “The Apprentice” y “The Shrouds” son testimonios de la capacidad del cine para explorar la complejidad de la experiencia humana, desde las ambiciones y controversias de una figura pública como Donald Trump hasta el dolor íntimo y personal de la pérdida.
A medida que el festival avanza, con películas de todo el mundo compitiendo por la Palma de Oro, la atención se centra no solo en quién ganará el máximo galardón, sino también en cómo estas obras influirán en el discurso cultural y político. Con un jurado presidido por Greta Gerwig y una selección de películas que abarcan una amplia gama de temas y estilos, Cannes sigue siendo un faro de la excelencia cinematográfica, desafiando a los creadores y al público por igual a ver el mundo desde perspectivas nuevas y provocativas.