La literatura contemporánea ha perdido a una de sus figuras más emblemáticas y queridas. Alice Munro, la laureada escritora canadiense, nos ha dejado a los 92 años, dejando tras de sí un legado literario que ha marcado profundamente el panorama de la narrativa breve. Su fallecimiento, ocurrido el lunes por la noche en su residencia de Ontario, ha sido confirmado por sus familiares al periódico ‘The Globe and Mail’. Munro, quien había estado luchando contra la demencia durante al menos una docena de años, deja un vacío inmenso en el mundo de las letras.
Nacida en Ontario el 10 de julio de 1931, Munro se adentró en el mundo de las letras desde muy joven. Su pasión por la escritura se manifestó tempranamente, aunque su camino no estuvo exento de desvíos. Inicialmente, se inscribió en la Universidad de Western Ontario para estudiar periodismo y filología inglesa, pero su trayectoria académica se vio interrumpida al casarse en 1951. Este cambio de rumbo no detuvo su impulso creativo; junto a su marido, abrió una librería en Victoria, un espacio que sin duda alimentó su amor por la literatura.
La carrera literaria de Munro despegó con la publicación de su primer libro de cuentos, ‘Dance of the Happy Shades’, en 1968. Este debut fue bien recibido en Canadá, marcando el inicio de una fructífera carrera que la llevaría a ser reconocida como una de las voces más destacadas de la literatura en lengua inglesa. Su habilidad para tejer relatos que capturan la esencia de la vida cotidiana, con un enfoque particular en las pequeñas localidades y los conflictos morales que surgen en ellas, la ha hecho merecedora de comparaciones con Chejov, siendo apodada por algunos críticos como la Chejov canadiense.
A lo largo de su carrera, Munro publicó varias colecciones de historias que fueron aclamadas tanto por la crítica como por el público. Obras como ‘Lives of Girls and Women’, ‘Who do you think you are?’, y ‘Dear Life’ son solo algunas muestras de su extraordinaria capacidad para explorar la complejidad de las relaciones humanas y los momentos decisivos de la vida. Su estilo, caracterizado por una claridad y realismo psicosocial, ha dejado una huella indeleble en el género del cuento.
El reconocimiento de su maestría llegó a su punto más alto cuando en 2013 fue galardonada con el Premio Nobel de Literatura, convirtiéndose en la primera canadiense en recibir este honor. El comité del Nobel la describió como una «maestra del cuento contemporáneo», un título que refleja su profundo impacto en la literatura mundial. Además, su obra fue reconocida con el Premio Internacional Man Booker en 2009, consolidando aún más su estatus como una de las grandes cuentistas de nuestro tiempo.
La partida de Alice Munro deja un vacío en el mundo literario, pero su legado es inmortal. David Staines, exeditor general de la Nueva Biblioteca Canadiense y conocedor de su obra durante más de cuarenta años, afirmó que Munro “sobrevivirá a sus tiempos”, una predicción que sin duda se hará realidad. Sus historias, que exploran con delicadeza y profundidad la condición humana, seguirán resonando con lectores presentes y futuros, asegurando que su voz, su visión y su singular talento sigan vivos en la memoria colectiva. La literatura ha perdido a una de sus más grandes exponentes, pero el espíritu de Alice Munro perdurará eternamente a través de sus palabras.