El martes 26 de marzo de 2024, Colombia volvió a ser testigo de la fuerza de la naturaleza a través de varios temblores que sacudieron distintas partes del país, evidenciando una vez más su posición como una de las zonas sísmicamente más activas de Sudamérica. Este fenómeno natural, monitoreado de cerca por el Servicio Geológico Colombiano (SGC), pone de relieve la importancia de estar preparados y conocer las medidas de seguridad antes, durante y después de un sismo.
En la mañana, el departamento de Santander fue el epicentro de dos movimientos telúricos de baja y mediana magnitud. El primero, con una magnitud de 2.4, se registró a las 6:17 a.m. en el municipio de Los Santos, alcanzando una profundidad de 139 kilómetros. Poco después, a las 9:35 a.m., el municipio de Piedecuesta, cercano a Bucaramanga, experimentó un temblor similar, también de magnitud 2.4 pero a una profundidad de 147 kilómetros. Afortunadamente, en ninguno de estos eventos se reportaron personas lesionadas ni daños materiales, según las autoridades.
Por otro lado, el departamento de Antioquia no quedó exento de esta actividad sísmica. A las 6:11 a.m., un temblor de magnitud 2.1 y con una profundidad inferior a los 70 kilómetros sacudió el municipio de Valdivia. Este sismo se sintió con fuerza también en los municipios de Briceño y Tarazá, lo que llevó a las autoridades a evaluar los posibles daños en las estructuras afectadas.
Ante estos eventos, es crucial recordar las recomendaciones de los especialistas sobre cómo actuar antes, durante y después de un sismo. Antes del temblor, es esencial verificar que las edificaciones cumplan con la normativa antisísmica, identificar zonas seguras dentro de ellas y preparar un kit de emergencia. En el momento del sismo, la prioridad es protegerse y mantener la calma, buscando refugio bajo muebles sólidos que puedan proteger de objetos que caigan. Después del temblor, es importante dirigirse a un área segura, alejada de elementos que puedan representar un riesgo, y estar preparados para posibles réplicas.
La preparación y el conocimiento son herramientas clave para enfrentar estos fenómenos naturales. La insistencia de las autoridades en la importancia de estar preparados no es en vano. Colombia, por su ubicación geográfica, está expuesta a la actividad sísmica, lo que hace indispensable que sus habitantes adopten medidas de prevención y actúen de manera informada ante estos eventos.
La actividad sísmica del 26 de marzo es un recordatorio de la dinámica y constante evolución de la tierra bajo nuestros pies. Aunque los temblores reportados no causaron daños significativos, sirven como un llamado a la conciencia sobre la importancia de estar preparados. La colaboración entre el SGC, las autoridades locales y la comunidad es fundamental para minimizar los riesgos y garantizar una respuesta efectiva ante futuros sismos. La naturaleza es impredecible, pero con preparación y conocimiento, podemos enfrentar sus desafíos con mayor seguridad y resiliencia.
